Antonio Villarreal . 23/7/2018. El Confidencial
Viajar a otro país del que apenas conoces el idioma para ponerte en manos de un dentista que has conocido por internet con la esperanza de ahorrar cientos de euros puede parecer una buena idea. A veces funciona. Pero en otras ocasiones es el inicio de un largo y doloroso viacrucis de dientes caídos, tornillos partidos en mitad de la encía, parálisis provocadas por nervios dañados o, como la señora Maryse Guillien lo define, «terrorismo bucodental».
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